Cuando empecé esta newsletter, prometí enviarla cada dos semanas. Si llevás tiempo acá, ya habrás notado que no cumplí.
A veces se me ocurren ideas que me gustaría compartir, las anoto, pero no las desarrollo porque “no me alcanza el tiempo". Voy a ser sincera, los últimos meses que pasé en Argentina ni siquiera me sentí inspirada.
¡Qué distinto se siente recorrer mi propio país!
Hice varios viajes que me encantaron. Los disfruté. Hasta me quedé con ganas de más. Todavía tengo frescos los lagos, montañas y bosques de la Patagonia, pero las células de mi estómago se aceleran cuando exploro un destino menos conocido.
Estado de alerta. Investigación de los saludos en el idioma local. Búsqueda de comida vegana. ¿Cómo será la comunicación? ¿Y el control en migraciones? ¿Dirán Messi o Maradona mientras esbozan una sonrisa o solo me mirarán dejando los músculos faciales tiesos?
¿Cruzaré vecinos en el ascensor? ¿Me saludarán? ¿Querrán a los turistas o les molestará un alojamiento turístico en su edificio?
¿Habrá cambiado la ciudad en estos seis años? ¿Qué cosas me sorprenderán? Tal vez algo me impacte por segunda vez y ni me entere; tengo pocos recuerdos de Belgrado.
La primera vez que crucé la frontera fue porque tenía que salir de Croacia para no excederme de los días permitidos en el país (había ido a Croacia para no excederme de los días permitidos en Italia/Zona Schengen).
En junio del 2018 vi carteles en alfabeto cirílico e iglesias ortodoxas por primera vez.
Recién empezaba a ubicar “los Balcanes” en el mapa. Me estrenaba como viajera. Hacía pocos meses que aquella que había sido mi casa en Argentina se había transformado en cajas y que mi cama, sillón y colección de obras de Freud habían quedado repartidos por diferentes casas.
Mi mala memoria solo me permite tener algunos recuerdos aislados de Belgrado, pero hay una imagen que tengo guardada en mi cabeza (también en Google Fotos): la unión de los ríos Sava y Danubio.
Quizás deje de mentir y vuelva a enviar esta newsletter más seguido.
Me encantaría que me cuentes si tuviste experiencias de revisitar lugares después de un tiempo. ¿Qué sentiste?
Gracias por leer y, si te dan ganas, podés responder este mail o dejar tu comentario en Substack.
Hasta la próxima.
Pauli
De viajes y otros demonios
P. D. Escribí este texto en el aeropuerto de Frankfurt, esperando mi vuelo a Belgrado. Ahora que ya estoy acá, tengo algunas respuestas. También nuevas preguntas.
P. D. 2. Los lagos, montañas y bosques de la Patagonia que todavía tengo frescos los podés ver en esta lista de reproducción de YouTube. Te sugiero empezar por La Ruta de los 7 lagos.
A mí me pasa lo mismo Pauli: cuando viajo a Brasil, el tiempo pasa distinto. Hay tantas personas para encontrar y tanto por hacer que escribir se vuelve la última de mis preocupaciones! Siento que es normal eso, estar en el país que es mi casa primaria me ayuda a recargar las baterías para seguir escribiendo después.