Estaba tan fascinada con sus mercados, gaviotas, su tierra dividida y su idioma indescifrable que me agobiaba. Necesitaba sacarlo afuera. Compartirlo.
Escribí un artículo para mi blog, pero no me alcanzaba con la palabra escrita; necesitaba expresarlo con mis cuerdas vocales y labios.
Empecé un podcast junto a mi compañero que nació y murió en Turquía (el podcast, no mi compañero). Su corta existencia dio lugar al nacimiento de algo que viviría un par de años más —todavía vive—.
Los setenta y dos días que pasé en Estambul me dieron tulipanes, nieve, sol, litros de café y té, gaviotas, ferris, llamados a la oración, Ramadán y una idea.
Los últimos días en Estambul, con mariposas en la panza, le propuse a Maxi que empecemos un canal de YouTube. Estábamos indecisos, él más. Le di un ultimátum. Lo empecé yo. Aunque él participa detrás de cámara y su ayuda es fundamental, es un proyecto que empecé sola. Lo digo con orgullo.
Quería compartir todo lo que había descubierto y lo que nadie mencionaba en las guías de viaje. Pensaba que compartirlo en YouTube sería una buena idea: no había videos mostrando las profundidades de Üsküdar.
Que esa idea haya aparecido en los últimos días era inevitable; fue consecuencia de haber pasado más de dos meses allí. Yo quería mostrar el Estambul que había conocido, pero ya me estaba yendo. ¿El resultado? Videos Frankenstein.
No pude mostrar lo que quería, porque lo que quería mostrar no era visible: que los vecinos nos reconocían y saludaban, que hacía las compras en el mercado del barrio, que el verdulero me vendía las paltas y frutillas con más sabor.
De todos modos, lo intenté. El material que había juntado desde que llegué a Estambul hasta que decidí empezar el canal de YouTube era solo para uso personal, así que transformé videos verticales en horizontales, fotos en videos, recorté, uní, intercalé, mezclé, etc. y algo cobró vida.
En Estambul empezó mi viaje en YouTube. Con miedo, incertidumbre, sin saber cómo hablar delante de una cámara ni editar, con vergüenza de contarle a conocidos.
No sé si serán las ganas que le pongo a todo lo que hago (cuando me gusta), pero una a una fueron suscribiéndose personas hasta llegar a 10.000.
Y aunque en el mundo de YouTube y de las redes sociales 10.000 es un número pequeño, para mí es grande porque tiene muchos significados detrás.
El viaje empezó en Estambul, pero todavía continúa ✨.
Gracias por leerme y espero tus respuestas y comentarios 🤗.
Pauli
De viajes y otros demonios
P. D. Videos Frankenstein de Estambul. Al final, los primeros videos publicados fueron de otros destinos; Rumania se lleva el primer puesto, aunque cronológicamente vino después.
P. D. 2. Si tenés muchas ganas de empezar algo nuevo pero no tenés idea cómo, mi consejo es que des el primer paso, las ganas te van a ir guiando después.
Mi primer viaje a otro país fue a Turquia Pauli, cuando yo tenía 13 años. Y sin ninguna duda fue un viaje que me transformó completamente. Hay algo de poderoso en ese país :)